jueves, 23 de junio de 2011

El antichavismo como negocio

publicacion del 2005 pero ahora sigue igual de vigente:


El antichavismo no es un fenómeno homogéneo, monolítico. Lo hay para todos los gustos y colores, e incluso, con evidentes contradicciones antagónicas entre sus distintas ramas y derivaciones. Mientras las ciencias políticas y siquiátricas encuentran una clasificación más o menos válida y aceptable, se puede precisar de manera empírica que, al lado de las tendencias ideológicas, clasistas, caprichosas o racistas, convive una rama mercantil que ha hecho del odio a Chávez un negocio próspero y redondo. A este avispado sector, más que el valor de uso, le interesa el valor de cambio del antichavismo.

De ninguna manera se trata de una estratagema nueva u original. Durante los años de la guerra fría muchas personas y organizaciones hicieron del anticomunismo una empresa rentable. La caída del muro de Berlín resultó para ellos una catástrofe peor que para los mismos comunistas. Se les acabó la manguangua. Aquí en América, junto a los luchadores ideológicos contra Fidel Castro, floreció un anti-castrismo mercantil que creó fundaciones y ONGs, luego convertidas en auténticos y grandes emporios empresariales.

Lo mismo está pasando en Venezuela. Unos cuantos vividores, con visión y olfato para el desplumaje de su especie, se dieron cuenta de que el odio a Chávez podía resultarles una mina. Pusieron manos a la obra y decidieron vivir y nutrirse de los antichavistas furibundos y fanáticos. Lo único que debían hacer era alimentar periódica y puntualmente ese odio, en una suerte de círculo vicioso que ellos denominan, con petulancia y pedantería, “circuito comercial”. Cuando observan que hay un reflujo en la histeria contra el líder bolivariano, de inmediato activan sus inyecciones de ponzoñosos mensajes antichavistas.

Estos empresarios del odio y la tontería ajena conocen y se valen de todas la técnicas del marketing. Usan los medios de comunicación con eficacia para “vender” su producto, crean falsas necesidades y exacerban el síndrome de abstinencia. Emplean la publicidad, el contacto personal, foros, seminarios, congresos, análisis transaccional, tormentas de ideas y retiros espirituales. Venden y suministran a sus clientes una mezcla de odio y miedo, ilusión y frustración, impotencia y rechazo. Como señuelo, ofrecen una lucecita al final del túnel que sólo existe en sus mentes perversas y avaras.





Este antichavismo mercantil o mercenario –vaya usted a saber- vive de sus propios congéneres y de la inversión extranjera, principalmente gringa. Digo inversión porque los financistas foráneos, cuando envían los billetes verdes, calculan sus ganancias a futuro. Uribe y Aznar también les han arrimado la bola para el mingo. Con el antichavismo como insumo, han nacido docenas de ONG unipersonales que reciben parte del mercado y los aportes. Son franquicias de maletín que presentan informes piratas y reciben su mascada. Más de un pelabolas crónico ha encontrado su pozo de petróleo con la sola invención de una “organización no gubernamental”. Su materia prima es el odio a Chávez, algo que cultivan con esmero de horticultor y colocan con la habilidad de vendedor de pólizas de seguro.



Las estrategias de mercadeo traspasan las fronteras y copian técnicas de las transnacionales, como la Hallyburton del vicepresidente estadounidense Cheney, que destruye países y luego monopoliza su “reconstrucción”. Vuelve a destruir para volver a “reconstruir”, dejando atrás una estela de cadáveres y ruinas. El negocio antichavista hace lobby internacional, logra entrevistas en la Casa Blanca, negocia premios en España, tiene su nómina de palangristas, atiza los rumores, propaga chismes en organismos multilaterales, resucita a insepultos cadáveres políticos, fomenta el miedo y alimenta el odio.

Los mercaderes del negocio antichavista calculaban mantener próspera la empresa por lo menos hasta el 2021. Pero su clientela empieza a recelar. La credibilidad, que es vital para mantener un producto en el mercado, en este caso el odio, ha caído en picada. Los inversionistas gringos que apostaron al 11-A, al sabotaje petrolero y la guarimba, están decepcionados de sus socios criollos. Además, muchos de éstos se alzaron con los dólares sin hacer el trabajo ni entregar cuentas. Hoy se observan nuevas iniciativas para el relanzamiento del odio, pero la clientela opositora, defraudada e intoxicada más de una vez con esa mercancía, se muestra escéptica y apática frente a un producto que enriquece a pocos y decepciona a muchos. Una estafa.

por Earle Herrera
Fecha de publicación: 25/06/05

extraido de  http://www.aporrea.org/ 

viernes, 10 de junio de 2011

Poema a la Clase Media

Poema a la Clase Media
Clase media
medio rica
medio culta
entre lo que cree ser y lo que es
media una distancia medio grande

Desde el medio
mira medio mal
a los negritos
a los ricos
a los sabios
a los locos
a los pobres

Si escucha a un Hitler
medio le gusta
y si habla un Che
medio también

En el medio de la nada
medio duda
como todo le atrae
(a medias)
analiza hasta la mitad
todos los hechos
y (medio confundida)
sale a la calle con media cacerola
entonces medio llega a importar
a los que mandan
(medio en las sombras)
a veces, sólo a veces, se da cuenta
(medio tarde)
de que la usaron de peón
en un ajedrez que no comprende
y que nunca la convierte en Reina

Así, medio rabiosa
se lamenta
(a medias)
de ser el medio del que comen otros
a quienes no alcanza
a entender
ni medio


 por: Mario Benedetti

jueves, 9 de junio de 2011

SI EL SOCIALISMO FRACASA (un grano de maiz)

SI EL SOCIALISMO FRACASA (Miércoles 08-06-2011)

Si el Socialismo fracasa, si estos intentos naufragan, si la posibilidad que somos no tiene éxito, entonces vendrá una etapa de profundo desconcierto, resignación, desencanto, abulia y desespero. Y el capitalismo, más salvaje que nunca, envalentonado, tendrá vía libre para depredar al país y engullir al planeta.

Siempre que una posibilidad revolucionaria es frustrada, las peores versiones, las más viles formas del capitalismo, avanzan. Fue así en la Chile de Allende y en la Venezuela del 23 de Enero de 1958, y así es en China y en Rusia.

Nosotros somos hoy la barrera de contención del capitalismo, si fracasamos, no sólo sufrirá el país, se abrirán de par en par las compuertas del infierno y se desbordará el odio y el egoísmo sobre todo el planeta.

Es importante estudiar, precisar, qué pasará en el futuro inmediato si el Socialismo fracasa, si no consigue superar a sus enemigos de todos los pelajes y todas las ubicaciones.

Un buen método para tratar de vislumbrar nuestro futuro es fijarnos en el tránsito de los países hermanos que han intentado construir dentro del capitalismo un mundo más o menos feliz, más o menos viable.

México es un buen ejemplo, con sus niños cantando canciones infantiles, tendidos en el suelo evadiendo los proyectiles del narcotráfico. Pero también Colombia, con una oligarquía que practica contra su pueblo un genocidio que ya dura más de medio siglo. Y también Europa, girando desesperada hacia el fascismo, buscando en el odio la respuesta a la crisis que el odio creó.

Y si queremos más precisión podemos hablar de los mismos Estados Unidos, con su inmensa deuda y su economía despilfarradora que se sostiene a costa de la sangre y el sudor del resto del mundo. O de china con su moral destartalada, con sus hijos dementes vendiendo, literalmente, partes de su cuerpo para comprar los productos superfluos surgidos de fábricas que exprimen a los obreros chinos, todo para enriquecer a unos pocos privilegiados y al capitalismo mundial.

Fácil deducir de este cuadro las consecuencias que sobre el país tendrá un fracaso del intento Socialista. Veamos.

La inseguridad alcanzará escenarios inéditos para nosotros, el crimen organizado disputará la hegemonía al Estado capitalista y, en esta guerra entre pillos, la sociedad será la víctima. La mexicanización y colombianización de la sociedad pondrá en peligro a la existencia de la Nación.

La privatización brutal de la economía llevará al país a territorios de miseria nunca vistos y el pueblo frustrado, aturdido, será controlado por una horrorosa represión. Vendrán días de oscuridad.

Es así, pocas veces una sociedad ha tenido la responsabilidad de decidir su propia suerte y, al hacerlo, decidir el destino del Continente y el futuro de la humanidad, como la sociedad venezolana hoy.
Debemos percibir el compromiso en su magnitud global y hacer esfuerzos por trasladar a la sociedad la grandeza del reto. Sólo así podremos acumular la conciencia necesaria para sobreponernos a las dificultades del camino hacia el existir.

¡Con Chávez más resteaos que nunca! 
 
por: Antonio Aponte (un grano de maiz)